viernes, 4 de febrero de 2011

No considero que busque un imposible, sólo necesito una sonrisa con una leve caída de ojos a cada tontería, una caricia furtiva en la mano helada, unos labios que dicen “si” cuando necesito escucharlo. No quiero a nadie plano y predecible, que su máxima preocupación diaria sea su reflejo, alguien a quien esos símbolos que crean sonidos le sean indiferente, que ni salgan de su mano ni entren por sus ojos, no, no quiero nada de eso, necesito algo más.