viernes, 4 de febrero de 2011

No considero que busque un imposible, sólo necesito una sonrisa con una leve caída de ojos a cada tontería, una caricia furtiva en la mano helada, unos labios que dicen “si” cuando necesito escucharlo. No quiero a nadie plano y predecible, que su máxima preocupación diaria sea su reflejo, alguien a quien esos símbolos que crean sonidos le sean indiferente, que ni salgan de su mano ni entren por sus ojos, no, no quiero nada de eso, necesito algo más.

martes, 2 de noviembre de 2010

Remember5.tk

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sábado, 30 de octubre de 2010

Alfa
El alfa y el omega, el principio y el fin... a veces, en la vida, tendemos a verlo todo conforme a un marco preestablecido. Todo tiene un comienzo, y todo tiene un final, hay personas malas y personas buenas, la familia se apoya... podría seguir, pero ya he dicho bastantes paparruchas. Mentiras.
La verdad es que no hay marco que valga, ni siquiera hay formas de pensar, formas de ser, todo es inmediato, fruto del momento, de las circunstancias coincidentes, y si nos parece distinto, si a veces pensamos que no es asi y que hay alguna cosa que se rija conforme a unas mismas normas, no es por otra cosa si no por la pereza de nuestro cerebro, de nuestro ánimo. De nosotros que no queremos indagar mas allá, porque lo que hay allí es incomprensible, al menos de primeras, y porque lo incomprensible asusta, cansa, lo incomprensible, a menudo, hiere.

Hoy me preocupa la amistad, bueno, no es en realidad una preocupación de hoy, sin embargo si ha sido hoy el dia en el que he dicho basta. Hoy ha sido el dia en que el último vestigio de genio que hay en mi se ha sublevado, hoy con una valentía obligada, con la valentía del perro esa que tienes cuando no hay mas cojones, que es tan propia de muchos e impropia de tan pocos, hoy, he tomado las armas, que no son otras que este teclado con el que escribo, y esta mente a la que saco de su letargo, para asaltar el reducto de lo incomprensible una vez más, y cueste lo que cueste.
No soy una persona facil, no siento afinidad con muchas personas, y se me debe de notar, pues mis torpes intentos de trabar amistad son en contadas ocasiones correspondidos. Los motivos por los que no me gusta la gente, junto con los motivos de por qué no le gusto yo, están para mi dentro de esa zona de lo incomprensible, y la verdad, hoy no creo que vaya a sacar algo en claro al respecto, estoy tan perdido como siempre lo estuve. Sin embargo, el motivo por el que estoy escribiendo hoy, es una bofetada. Metafórica, claro está, en estos tiempos que corren uno puede recibir una bofetada cuándo y por donde menos lo espera, ¿cuántos jarros de agua fria no nos han arrojado las inocentes visitas a las redes sociales?, un sms erróneo, una llamada... inadecuada. Hoy, ha sido esto último, y lo que en el antiguo Egipto hubiera sido el restallar de un látigo contra la espalda de algún pobre desgraciado, hoy ha sido el sonido de un teléfono móvil. Una llamada inesperada, de alguien de quien no debería sorprender una llamada.
Semanas, más de un mes, es el tiempo que hace desde que le pedí a un amigo que buscase un rato para mi, que no me encontraba en mi mejor momento. Ni una ni dos, si no alguna vez mas le rogué este extremo, nada. Y los días pasaron, y con ello llego el olvido, y todo siguió como siempre, y como siempre, para alguna ocasión más o menos señalada, me hizo llegar una proposición, juntarnos con más gente, disfrazarnos, alcanzar el grado de alteración de la conciencia más alto posible y "pasarlo bien".
Como decia, las bofetadas llegan casi siempre de la manera más tonta, remití un mensaje preguntando algo intrascendente a cerca del disfraz para aquel día, y como ya es costumbre no obtuve respuesta... ni la obtuve cuando envié una nueva misiva reclamando una respuesta, misiva sin acritud, la cual omití no sin esfuerzo. Lo que si recibí fue un mensaje totalmente intrascendente también, de una aplicación para el móvil, uno al leer esto debe de pensar, "ah... ¿y?" bien, eso pensé yo.
En este punto he de hacer un alto en el relato de los hechos para explayarme un poco explicando conceptos. El concepto de la amistad en concreto. Un amigo es, y digo es porque ES, es y no ha de ser, una persona de confianza, similar en cierto modo a uno mismo, o con conocimiento de ti y capacidad para comprenderte, apto para comprender cosas que por ti mismo que no comprende. Un amigo es un complemento, una extensión de uno, alguien que esta alli siempre, cuando hace falta. A un buen amigo no hace falta pedirle nada, un buen amigo es el resultado de tiempo y vivencias y si puede ayudarte en algo lo hará.
Lamentablemente la vida no es siempre tan fácil, a veces incluso a un amigo hay que decirle "eh, que necesito tu ayuda", es inevitable. Lo que si que debería de estar prohibido es tener que decirle a un amigo "eh, que estoy aquí"
Sigo con mi historia, y por donde sigo es un momento triste, es el momento en el que me hice consciente de que estaba solo. No solo eso, de que lo había estado prácticamente siempre. Bien, no es algo que me sea extraño, siempre me he sentido solo, sin embargo, esa certidumbre es un peso muy grande a mis espaldas, la mera suposición de tener un buen amigo siempre me había resultado un alivio, la red de un trapecista.
Y en esas estaba cuando hoy me llama, con alarma, con urgencia, "amigo, te necesito", y allí estuve, ejecutando con diligencia todo aquello cuanto me pidió. Cosas que no debería de hacer yo, que no debería de tener que hacer él, y si, se que yo no soy la persona más indicada para decirle a alguien que es de idiotas hacer cosas que te van a hacer daño, que es de auténticos idiotas reincidir en ello, pero es lo que hacen los amigos.
La red que debía ser la amistad es para mí un lastre, una bola de hierro que pende de mi tobillo, al estilo de los dibujos. Y no es que no pueda, saltar una vez más sin saber si me voy a encontrar la red o no, es que no quiero. Para bien o para mal me he dado tantos golpes que a menudo no sé ni donde me duele, no es dolor lo que quiero evitar, es el sentimiento de vacío que me surge al darme cuenta de que a pesar de ser tan listo, de creerme tan listo, hago las mismas estupideces que la gente a la que aborrezco.
Bien, amigo, ahí he estado hoy, haciendo honor a lo que he pensado que era todo este tiempo, sin gana, te prometo que sin ninguna gana. Porque en cada paso que daba en pos de ser tu amigo era como clavarme un poco más hondo mi propia espada, era sentir en la herida abierta, la vergüenza impropia del que obra bien por alguien con un anhelo muerto de antemano.
Acuérdate del alfa, hace años, literalmente te tendí mi mano, e interpreta como quieras la rúbrica de esta carta, que no es sino el,
Omega

sábado, 4 de septiembre de 2010

Óbito

El viejo portón de madera gimió al primer empujón, tras ella encontró una escalera con peldaños de mármol, o lo que antaño pareciera mármol, que conducían hacia una profunda oscuridad situada en el sótano. Mientras bajaba por la vetusta escalera se desprendió de su gabardina color beige colocándola en su brazo semiflexionado y se ajustó su sombrero de color negro.

Al terminar la bajada se topó con el cartel del club, que con luces de neón verde (que contrastaban ridículamente con el demás decorado) mostraba su nombre; "Catarsis".

-Buenas tardes, tengo mesa reservada para dos personas, a nombre de...

Sin dejarlo terminar, el camarero pidió educadamente el sombrero y la gabardina mientras lo colocaba en un enorme perchero de metal, o algo parecido, decía:

-No sé preocupe Caballero, su acompañante le está esperando en la mesa noventa y nueve, justo al lado del piano, ¿Desea que le guíe?.

-No, no es necesario, muy amable – contestó el cliente.

Mientras se abría camino entre el humo que recargaba el local, pensó en el número de la mesa, noventa y nueve.

-¿Cuantas debe haber?- Se preguntó, él estimó que entre doce y quince, pero exactamente, estaban simétricamente coladas catorce mesas.

Después de unos segundos que parecieron horas, llegó a su destino, allí encontró una mesa de madera rasgada sencillamente presentada, con un cenicero lleno de colillas y por supuesto el inseparable bolso de su acompañante. Levantó la vista del tablero y la contempló, no era la primera vez que la veía, pero sí sería la ultima.

Ella iba vestida con su más que característico vestido rojo, y por supuesto, su pintalabios a juego, tándem que tantos quebraderos de cabeza había dado a nuestro hombre.

Apartó la silla y se sentó con falsa seguridad.

-Llegas tarde, estas perdiendo las pocas buenas costumbres que te quedan- dijo ella con una sonrisa pícara.

-Por tu culpa, hace meses que no tengo ni costumbres, dijo mientras sacaba el último cigarro liado a mano de su pitillera de metálica.

-¿Has vuelto a fumar?, si que te ha afectado lo nuestro

-¿Afectar?, no estoy así por lo nuestro, era una historia muerta, por desgracia, me afecta lo tuyo con otras personas.

-Bueno, siempre fuiste muy celoso, y yo....yo muy linda- espetó orgullosa

El torció su boca y encendió su cigarro con un encendedor que imitaba dos cartas de la baraja francesa; el dos de corazones y el siete de picas.

-No te he traído aquí para discutir de nuevo, simplemente quería decirte adiós, esto ni puede, ni debe seguir así- y golpeó sus pulmones con la primera calada.

-He escuchado ésto todos los Lunes de los últimos seis meses, ¿Por que ahora iba a ser distinto?.

-Simplemente ya estoy harto, necesito vivir mi vida, no la que tuve a tu lado, te quiero, es indudable, pero a la vez siento un profundo e irracional odio hacia a ti, y créeme, alejarme de tu cama y tiempo es lo único que necesito para volver a ser yo, además, hoy es Sábado.

La cara de la joven se torno triste de un momento a otro- ¿Qué propones?.

-Qué leas ésto en cuanto salga de aquí, simplemente léelo.

-¿Es una carta de despedida?.

-No te mereces que me despida de ti, -volvió a fumar- esta vez con mayor intensidad- es lo que será tu vida de aquí a adelante.

-Si no fueras tan misterioso te hubiera dejado ir hace tiempo, tú mismo te buscas ésto- intento bromear ella.

Él por primera vez levantó la vista y miró los ojos verdes de la mujer.

-Bueno, no pretendía ofenderte, pero no he traído nada para ti, y si tu sabes como será mi vida ¿Cómo será la tuya?.

Apuró su cigarro hasta el filtro, y sacó de su bolsillo dos dados que lanzó inmediatamente contra la agrietada mesa. Los dados saltaron de una parte a otra del tablero, quedando casi en las manos de la mujer, posadas sobre la madera.

Ella miró los dados y dijo riendo: -Doble uno,... veo que te ira bien lejos de mi...-

-Podría ser mucho peor créeme- Y apagó el cigarro de un golpe seco.

La mujer observó como él se perdía paulatinamente hacia la puerta apenas visible por el humo, no podía evitarse sentirse libre pero conjuntamente apenada. Entre pensamientos de lamento y de buenos propósitos recordó el sobre que había recibido minutos atrás. Abrió el sobre concienzudamente cerrado y sin ningún tipo de mácula. Dentro, guardaba una hoja blanca de pequeño tamaño, la sacó con sumo cuidado, como si pudiera desintegrarse entre sus manos y la abrió tan despacio que parecía pesar varias toneladas.

La pequeña hoja tenía un garabato escrito con una fina pluma; "Escribe aquí lo que será tu vida"

martes, 24 de agosto de 2010

Sin título

¿Hay algo más triste que querer escribir y no poder?, sólo necesito quitarme la presión del pecho, pero ni mis dedos se deslizan por el teclado ni mi cabeza me marca las letras a pulsar, y todo esto sólo es la punta del iceberg de mi vida, ¿qué hacer? ¿por que optar?. Lo que antes indudablemente era negativo ahora lo añoro, y lo que necesitaba antaño no es más que una diversión pueril. El estío termina y el ajetreo con él, y ¿qué más?, no lo sé, pero ojalá volviera el invierno, no como estación, como representación de una vida pasada, cualquier invierno anterior, no los que me esperan, sin nada que reactive esta vida en stand by.

martes, 3 de agosto de 2010

vanitas vanitatis et omnia vanitas

Cómo es la vanidad humana que ademas de ciega y de ingrata llena los corazones de algo mas terrible aún: la transmutación del barro en oro. La exageración, pecado que debería tener la horca o la afilada hoja de la guillotina como respuesta, se prenda de tal manera de los hombres que la existencia misma se desdibuja, haciendo que todos los que empuñan la vanidad se crean una suerte de Midas.
Busquemos un ejemplo real:
"-Mi hijo es muy guapo, pero tímido. Sin embargo yo sé que hay cierta chica que es la más guapa y la más lista de todo el colegio y que está enamorada perdidamente de él."
¿No es estúpido? ¿no es mezquino? Está falto de lógica y apesta al perfume del orgullo mal entendido. Ese niño no será más hermoso que otro cualquiera y en cuanto a tímido podrá ser un chulo que se pavonee quizá de ese atribuyo de belleza que su madre le otorga. En cuanto a la niña, una lela que clavando sus codos sobre las tablas del escritorio, consiga a base de horas ciertas notas brillantes que estén tan huecas como su linda cabeza. Belleza también, que puede ser exagerada aunque bien medida por trajes caros, peluquería buscada con esmero, cremas y algún que otro lujo a su cuidado.
El ser humano es asquerosamente artificial, vanagloriándose sólo de su imagen y poniendo ejemplos que ellos crearan como más profundos aunque tengan tanto fondo como un plato llano. Raza de vanidosos que no somos capaces de acertar con nuestras descripciones que ya no son meramente para poder lucir ante el vecino sino que en nuestro corazón nos lo creemos. Creamos la irrealidad y la adoramos como a un Dios porque nos pesa la verdad, porque nuestro hijo será mono pero es tonto y será un chulo, pero le vemos tímido porque realmente en su soberbia se sentirá débil por saberse en su interior estúpido como una caja de madera. Sin embargo, lejos de intentar arreglar todo esto, ya no de disfrazar si no de arreglar el asunto, lejos de querer abandonar esa vanidad despreciable e ilógica por muy comprensivo que sea el empuñarla, lejos de buscar lo objetivo para así poder enmendar los vicios que esa comprensiva madre está atribuyendo a su hijo a pesar de su irrealidad; lejos de todo eso, nos agarramos más al inutil intento de crear una ficción en vez de enfrentarse a la realidad. Para que luego digan que Oscar Wilde no tenía razón cuando decía aquello de la vida imita al arte.
Al final parece que el mundo está ordenado por la vanidad y que tenía razón, al igual que Wilde aunque ya antes, ese proverbio, frase, o como se quiera considerar, que en latín lo tenemos de titulo en este post, y que traducido vendría a ser: vanidad de vanidades y todo es vanidad.

sábado, 19 de junio de 2010

Transparencia

  • -Fíjate, mira por la ventana, ves cómo es cierto lo que te dije, los días de tormenta siempre tienen algo especial. Todos, incluso el mundo, necesitamos un periodo de destrucción para poder nacer de nuevo, por mucho que sufras por una pérdida, está te deparará algo nuevo. ¿Ves estos campos inundados?.

  • -Si- asintió con la mirada clavada en el cristal del ventanal.

  • -En unos meses, cuando la primavera lo envuelva todo, la vida cubrirá hasta más allá de donde alcanza tu vista,. Es lo mágico de los ciclos, siempre la última puede ser como la primera vez, pero tú nunca sabes en que momento te encuentras.

  • -Salvo en el final, uno siempre sabe cuando acaba todo.

  • -Jajaja – rió a carjadadas- ¡Cuantísimo te queda por vivir!, el final es lo único que no existe, cuando el final es, tú ya no eres, y mientras eres, el final no es. Y ahora vamos junto al fuego, esperaremos a que amaine la tormenta.


Ambos se fueron perdiendo por los laberínticos pasillos como sombras que sucumben al ocaso