miércoles, 14 de abril de 2010

Tú conoces la 1:11

Mirando al cielo gris me encuentro, no deseo más que tras un parpadeo el color del mismo cambie, las nubes tengan otra forma y el viento que me despeina viaje en otra dirección. Un cambio, añoro un cambio, despertar lejos de aquí, dónde los fantasmas pasados me atormentan luchando por entrar en mi vida a codazos con mi presente. Cuan difícil es decidir, más aun con la extraña dicotomía razón y corazón, sé que no me equivoqué y que no volverá a ocurrir, pero mi vida está lastrada por el ancla del recuerdo. Buscaré mi felicidad allí dónde está el mar, que la marea se lleve mi memoria y purifique mi espíritu, me perderé por callejones para encontrarme, bordearé la locura para volver a ser cuerdo y arrinconaré mi vida pasada para poder recordarla. Y es que no hay mayor defecto que la apatía cotidiana.

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